jueves, 11 de mayo de 2017

No quiero más consejos, simplemente quiero un abrazo

Dicen que después de la tormenta viene la calma, pero no la he encontrado.
Dicen que no hay mal que dure mil años, ni cuerpo que lo aguante; pero no sé si ya me acostumbré a ello
Dicen que a mal paso darle prisa, y sólo me desesperé.
Dicen que deberías intentarlo una vez más antes de rendirte; pero tiré la toalla sin darme cuenta.
Como estos hay muchas frases, miles de personas las probaron en carne propia y les resultó.
Pero no es mi historia, y no, no es porque sea delicado, o demasiado exigente.
Se que nada dura para siempre, y que esos momentos de adversidad pasarán en algún momento.
Lo único que necesito, es calmar mis emociones...
Mi ansiedad no entiende que este mal no es el peor del mundo.
Mi frustración está cegada y no ve otras alternativas.
Mi felicidad tiene miedo y prefiere esconderse detrás de mi tristeza.
Mis ilusiones, decepcionadas no entienden cómo funciona la realidad.
Mi coraje, piensa que no vale la pena.
Mi paciencia ha decidido marcharse, pues la desesperación tomó su lugar.
¿Cómo explicarles que todo saldrá bien? ¿Cómo garantizar que no se volverá a repetir?
Mis emociones no entienden palabras, no comprenden los hechos. Simplemente florecen o estallan.
Así que no necesito argumentos lógicos que terminen siendo ignorados, simplemente necesito que alguien esté ahí.
Eso mismo, aun si no puede hacer mucho, si no puede hacer nada, incluso si no dice una sola palabra... Sólo espero que le muestre compasión a mis ya heridos sentimientos, una palmada en la espalda, o quizás un abrazo.
Si, eso podría calmar el caos que llevo dentro, y una vez así, creéme que la solución la encontraré.

Todos hemos tenido esos días en los que los "consejos" de todo el mundo parecen poco, aun cuando son dados de corazón. 
Y es que precisamente, a veces las personas más que un consejo, necesitamos apoyo emocional. Esa clase de apoyo que es incondicional e indeferente al problema, ya sea uno muy severo o el mas insignificante, el saber que cuentas con alguien, que está ahí para animarte, comprenderte o simplemente escucharte, puede ser suficiente para intentarlo de nuevo. 

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